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34 y dijo:

―Llenad de agua cuatro cántaros, y vaciadlos sobre el holocausto y la leña.

Luego dijo:

―Volved a hacerlo.

Y así lo hicieron.

―¡Hacedlo una vez más! —les ordenó.

Y por tercera vez vaciaron los cántaros. 35 El agua corría alrededor del altar hasta llenar la zanja.

36 A la hora del sacrificio vespertino, el profeta Elías dio un paso adelante y oró así: «Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que todos sepan hoy que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo y he hecho todo esto en obediencia a tu palabra.

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